Guadalajara dosmil (23-06-2008)
Teatro que remueve las conciencias
Guadalajara dosmil (23-06-2008)
Teatro que remueve conciencias
La Compañía Escarramán Teatro presentó en Guadalajara su nueva obra, “El pozo”, una propuesta con textos reivindicativos y recriminatorios
Por LAURA RINCÓN
Última actualización 23/06/2008@03:24:57 GMT+1
El público se ve interpelado por seres sin rostro que se dirigen a los espectadores en un lenguaje incomprensible. En cualquier caso, la sensación es que están criticando algo. ¿Qué? Los faunos y Vitork lo van desvelando a lo largo de la actuación.
No es lo que se podría esperar de una compañía como Escarramán, que casi siempre ofrece buenas e interesantes propuestas de teatro clásico. En este caso, el giro es de 180 grados. “El pozo” es el resultado de adaptar para la escena textos de Eduardo Recabarren, críticos, ácidos, reivindicativos y recriminatorios. “Buscáis comunicaros, pero habéis construido una sociedad de la incomunicación”, “es horrible la ignorancia del mundo”, “siempre hay algo que comprar con tal de no encontrarse a sí mismo”... Son algunas de las críticas vertidas por estos personajes que golpean en la conciencia del espectador.
Dos personajes, paradoja de la riqueza y lo superfluo; otra, de la locura y la esclavitud a la estética, van ofreciendo –de forma magistral, todos los actores bordaron sus papeles– situaciones en las que el peor parado es el ser humano y en lo que se está convirtiendo. Los faunos y Vitork tratan de rescatarlos, de despertarlos, de animarlos, pero, a pesar del final abrupto –el público no sabía si se había acabado y tenía que aplaudir–, no queda claro si lo han conseguido o no, más bien, parece que han fracasado en su intento.
Interesante la obra, inapropiado público
La propuesta de José Luis Matienzo, director y encargado de adaptar el guión, ofrecía su estreno nacional el jueves en el Teatro Buero Vallejo de la capital. Obra interesante, a medio camino entre la performance y el teatro conceptual, apoyándose, en ocasiones, en elementos audiovisuales y coreografías acrobáticas.
Precisamente, los vídeos se mostraban en los elementos de la escenografía, que jugaba con la verticalidad y lo esférico, creando un efecto interesante, bastante bueno, porque la iluminación contribuía a crear el efecto deprimente y oscuro que es el interior de las personas. El único fallo fue que se veía el texto “dentro vídeo”, rompiendo la magia y recordándonos que estábamos en un teatro.
Algo que, en Guadalajara, parece que nos empeñamos en no olvidar. De nuevo el público no estuvo a la altura de la representación: hablando más alto que los actores, haciendo todo tipo de ruidos y olvidándose, una vez más, de apagar el móvil o dejarlo en silencio –si es que no puede vivir sin él durante una hora que es lo que duró la función–.
“Primero por la calidad de la convivencia que se da en la Villa del Teatro, el público y toda la movida que se genera en torno al Encuentro es muy rico. Yo lo resumo con una palabra: místico”. Muy de acuerdo con esa opinión está José Luis Matienzo, único integrante de la delegación española que visita Chillán desde 2006, y que anoche inauguró el Encuentro con la obra “Cervantes y sus recuerdos” de la compañía Escarramán. A pesar de que llegó sin maletas ni texto, por una confusión en su vuelo, el español no tuvo problemas en afirmar que “aquí pasa lo que en Europa no, se genera una cercanía muy grande, ganas amigos y es una experiencia muy bonita”, dijo el desafortunado viajero.Tanto Quique como José Luis, llevan años de país en país, pero fue en Entepach donde se conocieron y desde 2006 no pierden el contacto.
